domingo, 1 de noviembre de 2009

AUTOESTIMA, LA FUENTE DE LA ENERGIA PERSONAL

La autoestima: fuente de energía personal

Supongamos que dentro de cada uno de nosotros existe un centro de poder que es el responsable de conservar la vida u esta conectado con una fuente de poder universal.
Cada centro tiene un generador que produce la energía para continuar la vida. Este centro recibe su combustible de nuestra respiración, la cual procede de una fuente central de energía. Sin respiración, no hay vida.
El generador tiene muchas válvulas que controlan la frecuencia de la energía de cada persona, su cantidad y las direcciones en que será canalizada. Imaginemos también que la válvulas de control de conocimiento y lo que sentimos por nosotros. Nuestro lenguaje y actividades corporales reflejan nuestros pensamientos y emociones. Cuando nos apreciamos y amamos, nuestra energía crece; cuando utilizamos esta energía de forma positiva y armoniosa para conservar un sistema que funcione sin problemas en nuestro interior, la energía crea un fundamento firme a partir del cual el yo puede resolver de manera creativa, realista y compasiva todo aquello que nos presente la vida.
Por otra parte, si una persona se desprecia, se siente limitada, disgustada o tiene alguna actitud negativa, la energía se vuelve difusa y fragmentada. El yo se debilita hasta convertirse en una victima derrotada por la vida: “Si no me agrado, me devalúo y castigo. Enfrento la vida desde una postura de temor e impotencia, creo un estado en el que me siento victima y actúo en consecuencia. Me castigo ciegamente, y hago lo mismo con los demás. Soy a la vez sumiso y tiránico. Responsabilizo a los demás por mis actos”. Tal estad psicológico hace que la persona sienta que no cuenta, que perciba la constante amenaza del rechazo y carezca de la capacidad para conservar una perspectiva de si misma, de los demás y los acontecimientos. Tal es el estado de autoestima baja.
Para evitar el enfrentamiento con otras personas, los individuos aprenden a amar a los demás en de a si mismos; esto conduce a la autodevaluación. Debido a esto, podemos plantear la siguiente interrogante: si un individuo no se ama, ¿Cómo podrá amar la los demás? Tenemos muchos ejemplos que muestran que al amarnos, estamos mejor capacitados para amar al prójimo: la autoestima y el egoísmo no son lo mismo.
Las reacciones humanas positivas y la conducta adecuada y amorosa tienen origen en personajes con fuertes sentimientos de autoestima. Dicho de otra manera, los individuos que se aman y valoran, pueden amar y valorar a los demás, y enfrenta la realidad de la manera adecuada. Una autoestima fuerte es el medio que nos permite ser más humanos, saludables y felices, crear y conservar relaciones satisfactorias y ser individuos adecuados, eficaces y responsables.
Cuando más edifiquemos con los demás, mejor llegaremos a conocerles y cuanto mejor conozcamos a los otros, mayor será el puente de unión con quienes nos rodean. De este modo, una conducta de autoestima nos ayuda a terminar con el aislamiento y la enajenación entre individuos, grupos y naciones.

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